jueves, 27 de enero de 2011

BIZCOCHO DE YOGURT CON MANZANA



La receta que os propongo hoy es de ésas que todo el mundo conoce y que son un clásico en todas las casas, el típico bizcocho de yogurt.

La verdad, es que por muy típico y sencillo que sea, tenemos que reconocer que la receta, además de ser muy barata, está logradísima y que es difícil resistirse al olorcito a bizcocho que sale del horno e invade toda la cocina.

Yo suelo ponerle una manzana por encima porque me encanta el toque fresquito que le aporta pero, si no os convence la idea, simplemente suprimirla.

BIZCOCHO DE YOGURT CON MANZANA



1 manzana
1 yogurt natural
1 medida del vaso del yogurt de aceite de girasol
1 sobre de Royal
2 medidas del vaso del yogurt de azúcar
3 medidas del vaso del yogurt de harina
3 huevos
Mantequilla y pan rallado para untar el molde






En un bol mezclamos el yogurt, el aceite, el azúcar y los huevos. Batimos con ayuda de una varilla. En este momento, incorporamos la harina y el sobre de Royal, mezclamos hasta integrar todos los ingredientes y obtener una crema suave y sin grumos. Si comprobáis que quedan grumos podéis ayudaros de la batidora para deshacerlos.

Ahora volcamos la mezcla en un molde previamente untado con mantequilla y pan rallado.
Yo he utilizado un molde rectangular para cakes de unos 27 x 11 cm., pero podéis usar cualquier otro que tengáis en casa.

A continuación, pelamos, quitamos el corazón y cortamos la manzana en lascas que vamos disponiendo encima de la mezcla del bizcocho.

Introducimos el bizcocho en el horno, que previamente habremos precalentado a 180ºC con calor arriba y abajo, y lo horneamos por espacio de 45 minutos. Antes de retirarlo del horno comprobamos con la punta de un cuchillo que está bien cocido en su interior.

Como véis es un bizcocho bien sencillo y bien rico para acompañar desayunos y meriendas.

miércoles, 19 de enero de 2011

POLVORONES DE CANELA



Hace más de un año que tenía en mente hacer esta receta de polvorones pero, por una cosa u otra, lo he ido posponiendo hasta estas navidades.

En estos días, como he tenido más tiempo libre, he aprovechado para saldar mi deuda y el resultado me ha encantado. Bueno, a decir verdad, nos ha encantado a todos.

Es increíble, pero la receta, que me bajé en su día del blog de Onega, es perfecta y, aunque lleva un ratito, no resulta complicada.

El resultado ha sido tan satisfactorio que no voy a esperar a las próximas navidades para repetir la receta.

POLVORONES DE CANELA


750 gr de harina

325 gr de manteca de cerdo

140 gr de azúcar glass (yo lo he molido con el molinillo de café)

1 cucharada de canela en polvo

1 chupito de anís

Ralladura de ½ limón

40 gr de semillas sésamo tostado y un pelín más para decorar



Lo primero que vamos a hacer es tostar la harina. Yo la he tostado en una sartén, como no tenía una lo suficientemente grande, lo he ido haciendo en varias veces. Para ello, la he puesto a fuego medio y he ido revolviéndola constantemente, hasta que ha tomado color doradito.

Tener cuidado por que si no estáis atentos puede quemarse rápidamente.

Esta es la parte más engorrosa de la receta. Una vez tengamos la harina tostada, la tamizamos y reservamos.

Con ayuda del molinillo de café molemos las semillas de sésamo (yo las he comprado en una herboristería y venían ya tostadas). Una vez molidas las reservamos.

Ahora, en un bol, ponemos la manteca de cerdo y el azúcar glass. Con una batidora de varillas, o a mano si no disponéis de ella, vamos batiendo la manteca y el azúcar hasta que nos quede una mezcla cremosa. Incorporamos la canela, la ralladura del limón y continuamos mezclando.

Incorporamos ahora el chupito de anís y seguimos mezclando. Ahora añadimos las semillas de sésamo que habíamos reservado. Mezclamos de nuevo.

Es ahora cuando incorporamos la harina tostada y tamizada que habíamos reservado. Incorporamos poco a poco. La masa nos ha de quedar suave y blandita. Hacemos una bola y la dejamos enfriar en el frigorífico durante una hora.

Una vez transcurrido el tiempo, extendemos la masa con ayuda de un rodillo, dejándola gordita. Yo la he dejado con 1 centímetro de espesor. Ahora con un cortapastas vamos recortando los polvorones y los vamos colocando en la bandeja de horno a la que previamente le habremos colocado un papel sulfurizado. Una vez colocados los polvorones en la bandeja, les espolvoreamos por encima unos granitos de sésamo. Con el dedo vamos apretando las semillas para que se queden pegadas a la masa.

Mientras hacemos esta operación, vamos precalentando el horno con calor, sólo por la parte alta, a 210ºC. Una vez precalentado el horno, introducimos los polvorones y los horneamos por espacio de 10 minutos.

La superficie ha de adquirir un ligero color tostado, si véis que os quedan muy blanquitos, podéis subirle un pelín el fuego al horno.

Es importante que no os descuidéis con el tiempo para que los polvorones no se queden demasiado secos por dentro.

Con estas cantidades a mi me han salido unos 50 polvorones que nada tienen que envidiar a los que compramos por Navidad.

jueves, 13 de enero de 2011

BACALAO CONFITADO




La receta que os propongo hoy es de esas que a los que nos gusta el bacalao nos encanta ya que respeta a la perfección la textura y sabor de este pescado. Es ideal para hacerla cuando tenemos invitados porque no nos ocupa tiempo y nos permite poder dedicarnos a preparar los entrantes, los postres o incluso a montar la mesa.

BACALAO CONFITADO


Para 4 personas.

1 lomo de bacalao desalado
1,5 litros de aceite de oliva virgen
4 dientes de ajo

Para la guarnición:

6 cebollas medianas
1 chorro de aceite de oliva
Sal
1 bolsa de mezclum de lechugas




Para hacer esta receta, he comprado el bacalao ya desalado y envasado al vacío pero si lo compráis salado hay que desalarlo previamente, durante un día y medio o dos dependiendo del grosor de los lomos, con sucesivos cambios de agua bien fría y siempre dentro de la nevera.

Colocamos el bacalao en una fuente honda y cubrimos con el aceite de oliva. Añadimos también los 4 dientes de ajo con la piel pero aplastados con la hoja del cuchillo.

Introducimos la fuente en el horno con calor arriba y abajo a 80ºC durante dos horas.

Al cabo de estas dos horas, sacamos la fuente del horno y escurrimos el bacalao. Le retiramos la piel y las espinas y lo disponemos, limpio y en lascas, en los platos en los que lo vamos servir.

El aceite lo dejamos reposar y enfriar. Una vez frío, comprobamos que, si lo pasamos con cuidado con ayuda de un colador a un recipiente limpio, nos será fácil separar el aceite del jugo que puede haber soltado el bacalao en la cocción. Este aceite, una vez colado, se podrá utilizar para otras preparaciones porque no adquiere sabor a pescado.

Esta forma de cocinar el bacalao, a baja temperatura y por un tiempo prolongado, evita que éste pierda sabor y propiedades ya que prácticamente no pierde jugos durante la cocción. Mantiene además, una textura increíble y evita mermas en el producto.

Mientras cocinamos el bacalao en el horno preparamos la guarnición.

Para ello colocamos en una tartera baja, con un buen chorro de aceite de oliva, las cebollas peladas y cortadas en juliana. Las salamos y dejamos cocinar a fuego bajo, tapadas, revolviendo de vez en cuando, hasta que la cebolla se cocine en su propio jugo y adquiera un color doradito y un sabor dulzón, que contrastará a la perfección con el toque salado del bacalao.

Montamos ahora los platos con las lascas de bacalao, la cebolla confitada y el mezclum de lechugas previamente lavadas.

En el momento de servir los platos aliñamos la lechuga con unas arenas de sal y un chorrito de aceite de oliva.